Buscando Pistas
Aún haciéndonos pasar por posibles compradores, Lisa y yo presionamos al vecino para obtener más detalles. Ella pregunta casualmente: “¿Alguna vez menciona lo que hace aquí?” El hombre inclina la cabeza, pensativo. “En realidad no. Es muy reservado, siempre al teléfono o barajando papeles”, responde. Ese comentario abre una nueva línea de sospecha en mi mente.
No puedo quitarme de la cabeza la imagen de mi esposo encerrado en esta casa, haciendo malabares con llamadas telefónicas y documentos como si estuviera llevando una segunda vida. ¿Qué tipo de negocio requeriría tanto secretismo? Claramente no es inocente. Agradecemos amablemente al vecino, pero por dentro, mi estómago se retuerce. Cada nuevo detalle añade peso a la realidad que estoy construyendo: el hombre con el que me casé ha construido cuidadosamente un mundo que nunca debí ver.
Advertisements
Advertisements