Una vista impactante


Llegar a la propiedad es surrealista. Es mucho más grande y está más desarrollada de lo que había imaginado. La casa se alza alta, limpia y bien mantenida, nada que ver con un escondite secreto. Está claro que no es solo una estructura abandonada. Alguien ha estado aquí regularmente y ha cuidado el lugar.

Salimos del coche, el silencio se extiende entre nosotros. El terreno circundante está tranquilo, casi inquietantemente. “Es extrañamente pacífico”, dice Lisa, con la voz baja. Asiento con la cabeza, escudriñando los alrededores en busca de cualquier señal de él… o ella. Cada paso hacia adelante se siente como adentrarse más en una verdad para la que no estoy preparado, pero que no tengo más remedio que afrontar.

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