Sola y Ansiosa


Sola en una estéril habitación de hospital, Lilly intentó todo lo que pudo para distraerse del dolor y el miedo. Le dolía el corazón al pensar en sus gemelos y su esposo. El silencio era abrumador, así que encendió la televisión y navegó por su teléfono, esperando que un programa tonto o un video aleatorio pudieran sacarla de la realidad en la que estaba atrapada.

A pesar de sus esfuerzos por mantenerse distraída, su mente seguía volviendo a sus bebés. Le parecía mal estar lejos de ellos ni siquiera un minuto, y mucho menos horas. Más que nada, deseaba que alguien entrara y le dijera que todo iba a estar bien.

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