Preparando la trampa
Redactamos un mensaje diseñado para atraerlos a una reunión. Es cortés, vago y aparentemente inofensivo. “Nos vemos en el café”, escribo, cada palabra elegida deliberadamente para bajar su guardia. Lisa lo lee por encima de mi hombro, asintiendo con aprobación. Una vez enviado, el plan se pone en marcha. Cada contingencia ha sido considerada, cada movimiento ensayado. Es una trampa disfrazada de conversación, y no la verán venir hasta que sea demasiado tarde.
Llegamos temprano al café, tomando asientos donde podamos observar sin ser obvios. La mirada de Lisa barre la habitación, evaluando salidas y puntos estratégicos. “Apégate al guion”, susurra, su tono calmado pero concentrado. Nuestros nervios están tensos, pero nuestras expresiones se mantienen compuestas. Cada latido se siente amplificado, cada segundo más cerca de la confrontación. Nos hemos preparado para este momento, y ahora se está desarrollando exactamente como estaba previsto. Lo que viene a continuación podría cambiarlo todo, pero estamos listos.