Disculpas vacías


Él está frente a mí, la voz temblorosa mientras pronuncia las palabras: “Lo siento por todo”. Pero esas palabras se sienten vacías ahora, despojadas de cualquier peso real después de todo lo que ha hecho. Las disculpas no pueden borrar la traición, las mentiras o el daño que dejaron a su paso. Sostengo su mirada sin inmutarme y le respondo: “Es demasiado tarde para eso”. Mi voz es firme y cada palabra es sincera. El pasado está grabado demasiado profundamente en mi memoria para ser deshecho con una sola disculpa.

Él intenta de nuevo, divagando sobre malentendidos e intenciones, pero ya he escuchado suficiente. Levanto la mano y lo detengo a mitad de la frase. Lisa está en silencio a mi lado, la encarnación silenciosa del camino que hemos compartido. Su presencia me recuerda nuestro propósito: exponer la verdad y recuperar el control. Me giro hacia ella y digo simplemente: “Necesitamos irnos”. Con eso, me alejo, la conversación terminada. Sus palabras pudieron haber buscado la redención, pero mi determinación es firme. No voy a mirar atrás.

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