Asesoramiento legal
El abogado es directo pero claro: asegura todos los bienes matrimoniales y prepárate para solicitar el divorcio. “Necesitas protegerte”, dice, su tono firme pero no desagradable. La palabra ‘divorcio’ flota en el aire, pesada, inevitable. Nos adentramos en los detalles legales: quién es dueño de qué, qué se puede reclamar, qué se puede impugnar. Es aleccionador, pero necesario.
Tomé notas furiosamente, cada punto remarcando lo serias que se habían vuelto las cosas. “Reúne toda la evidencia restante”, enfatiza el abogado. “Todo importará”. Al salir de su oficina, el peso emocional me abruma, pero también me siento más empoderada. Ahora tengo un plan. No solo para exponer las mentiras, sino para asegurarme de salir ilesa de todo esto. Esto es más que una confrontación, es un escape.
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