El camino por delante
Nos pusimos en marcha con el corazón apesadumbrado pero con la mente decidida. El viaje en coche es largo y tenso, lleno de momentos de silencio y pensamientos que ninguno de los dos expresa en voz alta. Cuanto más nos acercamos, más densa se vuelve la tensión. Este viaje se siente más simbólico que literal: un viaje al corazón de un matrimonio roto.
“¿Crees que encontraremos pruebas?” Lisa finalmente rompe el silencio. Aprieto el volante un poco más. “Espero que sí”, respondo, aunque ya no estoy seguro de si la esperanza es la palabra correcta. Lo que encontremos podría destrozar los últimos vestigios de negación a los que me he aferrado. Aún así, seguimos adelante. Porque dar marcha atrás no es una opción.
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