Qué Sigue Ahora


La rabia inicial que sentía se había transformado en algo más frío, más decidido. Ya no se trataba de vengarme, sino de entender la profundidad de la traición. Necesitaba claridad. Necesitaba respuestas. Y más que nada, necesitaba recuperar mi sentido de control.

Empecé a pensar qué haría a continuación. ¿Debería confrontarlo directamente? ¿Denunciarlo públicamente? ¿O mantener el silencio y seguir reuniendo pruebas hasta que no le quedara ningún lugar a dónde huir? Mi corazón decía una cosa, pero mi mente se inclinaba hacia otra. La única certeza era esta: ya no podía ignorar la verdad.

Advertisements
Advertisements