Peines explosivos
A principios del siglo XX, se empezó a usar un nuevo material barato llamado celuloide para fabricar peines. Pero tenía un gran defecto: era extremadamente inflamable y podía encenderse espontáneamente cerca de una fuente de calor. Algunas personas, literalmente, ardían en llamas mientras se peinaban.
Algunos desafortunados usuarios incluso perdieron la vida en estas explosiones inesperadas. Todo en nombre de la elegancia: los peines de celuloide demostraban que la belleza podía ser a la vez fatal y teatral.
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