Una creciente sensación de inquietud
Aunque la visita al veterinario no reveló nada inusual, la preocupación de John solo se profundizó. “Algo no se siente bien”, murmuró para sí mismo.
Con cada día que pasaba, el comportamiento de Max se volvía más intenso. Los suaves esfuerzos de Emily para calmarlo no parecían ayudar.
Lo que alguna vez había sido un hogar tranquilo y amoroso ahora se sentía como una fortaleza bajo constante amenaza. Incapaz de sacudirse la sensación de que algo andaba realmente mal, John supo que tenía que tomar medidas. Estaba decidido a llegar al fondo del asunto.
Advertisements
Advertisements