Al revés


Jackie se acercó a Tom y, con los labios, le dijo: “Gracias” y “Lo siento”. Miró alrededor del restaurante hasta que vio a la camarera detrás del mostrador. Sus miradas se encontraron, y Jackie le dedicó una sonrisa sincera y, con los labios, le dijo “Gracias” de nuevo. Esta noche podría haber terminado mal, pero en cambio, algo hermoso sucedió.

La nota explicaba que la camarera había cubierto el costo de una pizza y elogiaba el coraje de Jackie por amamantar en público. En un mundo donde la mayoría de la gente persigue propinas, esta mujer eligió la amabilidad. Fue algo que Jackie nunca olvidaría.

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