Sin otra opción
Jackie sentía las miradas a su alrededor mientras empezaba a amamantar a su bebé. No era algo que quisiera hacer en público, pero cuando su bebé empezó a llorar sin control, supo que no había otra manera. En cuanto se enganchó, el llanto cesó. Volvió el silencio, pero este era pesado, cargado de juicio. Aun así, Jackie se mantuvo tranquila y concentrada en su hijo. Tenía que terminar lo que había empezado, sin importar cuánta gente la mirara.
Mientras todo esto sucedía, la camarera no dejaba de mirar a Jackie y Tom. Algo de la familia le había llamado la atención, y parecía que tenía algo más en mente. No habló, pero su expresión denotaba una cierta comprensión. Jackie aún no sabía que esta mujer estaba planeando un pequeño gesto que pronto cambiaría por completo el tono de su velada.
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