Silencio en la la Sala
Quizás era el agotamiento, o quizás el caos de criar tres hijos finalmente la había alcanzado. Jackie había querido que esta noche fuera perfecta, pero los lloros del bebé después del postre solo aumentaron su estrés. En ese momento, actuó por instinto, sabiendo que su bebé necesitaba ser alimentado.
El restaurante había quedado extrañamente silencioso, y Jackie podía sentir las miradas sobre ella. La gente no estaba segura de lo que estaban presenciando —algunos incluso podrían haber asumido que algo andaba mal. Pero a medida que todo se calmaba, la quietud solo amplificó lo que vino después.
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