Tomando el control


Con cada día que pasaba, Mark se impacientaba más. No podía esperar a que alguien más descubriera la verdad; tenía que tomar el control. Impulsado por la desesperación, esbozó planes para seguir a Emily él mismo, enumerando los lugares que frecuentaba y las horas en que salía de casa. Conocía los riesgos: cuanto más lejos llegara, más frágil se volvería su matrimonio. Pero la necesidad de respuestas anulaba todo lo demás.

Se sentía como un detective en su propia vida, siempre observando, siempre dudando. Cada pequeño detalle se convertía en una pista potencial. Mark se prometió a sí mismo que descubriría la verdad, incluso si eso lo destrozaba todo. Ya no podía permitirse ser pasivo. Lo que sea que Emily estuviera ocultando, él estaba decidido a encontrarlo.

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