2. Ensalada de Patatas (La de Kickstarter)

Zack Danger Brown no pretendía cambiar el mundo del crowdfunding; él solo quería hacer ensalada de patatas. Literalmente. Su campaña de Kickstarter comenzó como una broma con un objetivo de $10. De alguna manera, internet se enganchó a la idea y esta explotó en popularidad, llegando a recaudar más de $55,000. La campaña ofrecía divertidísimas metas extendidas como “mejor mayonesa” y “una transmisión en vivo del proceso de cocción”.

Lo que comenzó como una sátira terminó financiando una fiesta de ensalada de patatas para los patrocinadores y convirtió a Zack en una celebridad menor. El proyecto desató un debate sobre la ética del crowdfunding, pero también demostró cómo el humor extraño y la viralidad pueden anular la lógica. La gente no estaba pagando por comida, estaba pagando por ser parte de un momento cultural ridículo. Prueba de que las ideas más tontas a veces se vuelven las más memorables.

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