Clackers

Los Clackers eran juguetes sencillos: dos bolas de plástico duro unidas por una cuerda que se balanceaban para hacerlas “chocar” entre sí. Pero las bolas a menudo se rompían con la fuerza suficiente para enviar fragmentos afilados como navajas, causando lesiones oculares y cortes.

A pesar de las advertencias, muchos niños resultaron heridos, lo que llevó a la prohibición en varios países. Los Clackers demostraron que incluso un juguete simple podía convertirse en un peligro para la seguridad si los materiales y el diseño no se controlaban cuidadosamente. El legado de los Clackers sirve como un recordatorio de que la “diversión” puede convertirse rápidamente en peligro.

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