O.J. Simpson, antaño celebrado como un jugador de fútbol americano y actor de renombre, vio su legado ensombrecido por un escándalo mediático que copó titulares y empañó su reputación. A pesar del revuelo, Simpson hizo un esfuerzo consciente por proteger a sus hijos del frenesí mediático. Su hija, Sydney Brooke Simpson, optó por alejarse del brillo y el glamour de Hollywood, labrándose en cambio una carrera en la planificación de eventos. A lo largo de los años, Sydney ha construido una base sólida para sí misma, ahorrando con sensatez e invirtiendo en su futuro.
Hoy en día, Sydney disfruta de una vida tranquila, compaginando una carrera satisfactoria con un matrimonio feliz. Junto con su hermano Justin, ha trabajado diligentemente para establecer su propio camino, libre de la sombra de la notoriedad de su padre. Después de graduarse, Sydney pasó un tiempo en Atlanta, Georgia, antes de establecerse en St. Petersburg, Florida, donde ahora dirige su propia empresa, Simpsy LLC. A través del trabajo duro y la determinación, Sydney ha creado una vida de estabilidad y éxito, demostrando que es más que capaz de prosperar por sus propios medios.