16. El casco de sauna portátil
¿Para qué ir a un spa si puedes hervirte la cabeza en la privacidad de tu propia casa? En la década de 1960, alguien inventó una cúpula de plástico que encajaba perfectamente en la cabeza y se conectaba a un vaporizador. ¿El objetivo? Eliminar impurezas con vapor y revelar una “tez radiante”.
En la práctica, parecía un casco espacial lleno de niebla caliente. La gente se desmayaba, el maquillaje se derretía y algunos usuarios sufrían quemaduras leves. Imagina intentar relajarte mientras sudas dentro de una pecera que huele a eucalipto y a miedo. Los dermatólogos no quedaron impresionados.
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