Un hogar vacío

Cuando Elara fue finalmente dada de alta del hospital, regresó a una casa despojada de calidez. Habitación por habitación, deambuló, notando la ausencia de muebles, objetos de valor, recuerdos.

Caden se había llevado casi todo.

En la encimera de la cocina había otra carta: “Me mudé con Liora. Esto es lo mejor”.

La ira la invadió, pero la contuvo. Necesitaba esa energía para sanar.

Advertisements
Advertisements