Ben Kingsley
Cuando Ben Kingsley asumió el papel de Mahatma Gandhi en la película Gandhi de 1982, lucía una melena abundante, pero el papel en sí requería una transformación radical. Para representar con precisión al líder indio, Kingsley se rapó la cabeza, adoptando una apariencia que era tanto simbólica como crucial para su actuación. La cabeza calva se convirtió en parte del personaje, marcando un cambio significativo en cómo se le percibía en la pantalla. El compromiso de Kingsley con la transformación demostró cómo la apariencia de un actor puede cambiar por completo la dinámica de su interpretación.
Poco después de interpretar su papel más icónico, Kingsley optó por adoptar también el look calvo en su vida personal. En lugar de volver a su peinado anterior, optó por mantener la cabeza rapada, una decisión que lo distinguió aún más. Junto a esto, comenzó a dejarse crecer el vello facial, añadiendo una nueva capa a su apariencia. Este cambio en su estilo fue un claro contraste con los looks más convencionales de sus primeros años, mostrando cómo la imagen de un hombre puede evolucionar con el tiempo, desde una melena abundante hasta abrazar la calvicie y el vello facial como parte de su persona madura y sofisticada.