Gracias por la honestidad
La honestidad tiene su precio, especialmente en las fiestas, donde la charla trivial suele ser paralizante. Muchos sufren la obligación forzada de charlar sobre deportes o la bolsa, sin estar realmente interesados en ello.
A esta dama no se lo piensa dos veces: su camiseta “Preferiría estar durmiendo la siesta” lo dice claro. Se ahorra la molestia de simular cortesía y envía un mensaje claro a todos los que quieran participar en conversaciones aburridas. Una protesta respetuosa contra las formalidades obligatorias, e invitando a todos los que prefieren ver una verdad cálida detrás de una buena mentira.
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