FRÍO DE LA NOCHE
Esta imagen muestra una faceta diferente de la belleza paisajística: no el calor abrasador de un desierto, sino el silencio frío y penetrante de un mundo helado. Si bien muchos asocian “desierto” con dunas de arena y pirámides, la obra alude a los desiertos fríos, a menudo subestimados: áreas secas y escasamente vegetadas donde las temperaturas a menudo caen por debajo de cero.
La definición de un desierto se centra en la escasez de precipitaciones, no en la temperatura: así, el desierto de Katpana en Pakistán (hasta -20°C en invierno) o el desierto de Gobi (China/Mongolia, el sexto más grande del mundo) pertenecen a esta categoría. La pintura corporal aquí une fuerza elemental: los colores pálidos y helados simbolizan el mar de hielo, mientras que las líneas nítidas reproducen la belleza agreste de los glaciares congelados. Un llamativo alegato a la diversidad de la Tierra – y a su belleza implacable, dondequiera que se mire.